Sabemos que todo lo que toca Steven Spielberg tiene cierta aura de magia pero lo que nos encontramos en ‘Ready Player One’ es de otro nivel ya que consigue trasladar a la gran pantalla el lenguaje de los videojuegos como pocos han hecho. El resultado es entretenimiento que gustará a todos los públicos, aunque cada uno goce con unos ingredientes diferentes.
Para los adultos que han crecido con los videojuegos y cultura de la época la película se convierte en un orgasmo de más de dos horas, ya no sólo visual, sino nostálgico. Con la cantidad de referencias y guiños a películas (ojo al de Kubrick), series, canciones o marcas que hay nos harían falta 3 vidas extra para verlo todo.
Para el público juvenil que no saben quienes son ‘Duran, Duran’ pero sí un campero se encontrarán una aventura friki con efectos especiales de calidad. Está claro que no es el CGI de ‘Avatar’ (2009) pero la captura de movimiento, texturas y expresiones no cantan y los personajes aguantan soberanamente el peso de la historia en un universo que conocen mejor que sus propios padres.
Sea como sea, en los primeros minutos tenemos la información necesaria para disfrutar de la película: quien es el protagonista (real y virtual), que es ese juego llamado OASIS y todo lo que se cuece con el creador y la competición del Huevo de Pascua. Rápido, sencillo y sin toppings. A partir de ahí, y tras la apabullante (y muy bien dirigida) secuencia de la carrera de coches, entraremos y saldremos del mundo virtual para que se desarrolle la historia.
A pesar de que el envoltorio visual ciegue (que no saturarnos) y del rejuvenecido dominio de la narración de Spielberg, la historia no es nada del otro mundo. Es más: es previsible y sabes cómo va acabar. A través de los personajes se agradecen aspectos como por ejemplo la crítica de las algo tan habitual como las loot boxes o la de que una generación viva más en el mundo virtual que en el real, pero no esperes buscar algo más profundo.
Pero no importa. Para entonces ya nos ha ganado y comprobamos que esta aventura videojueguil es la mejor película de Spielberg desde la también entretenida ‘Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio’ (2011). Y además todo queda mejor con la banda sonora de Alan Silvestri que recoge varios años de legado musical.
Lo mejor: Que es endiabladamente entretenida te gusten o no los videojuegos.
Lo peor: La historia es previsible y nada del otro mundo.
Baldómetro: Buena 4/5