Hace dos años que no pisaba el Festival de Sitges y las cosquillas nunca se han ido. El primer día de Sitges 2021 ha venido marcado por las novedades personales.
Ya no sólo el hecho de volver a pisar el Melià pero con mascarilla, sino el hecho de ir a Sitges desde Barcelona en coche. Ya sé que es algo tonto, pero todos estos años he ido siempre a rebufo del tren y tener ahora libertad de horarios es algo que se agredece.
Así que nada, tras encontrar sitio para aparcar toco lo primero de cada año: ir a recoger la acreditación a la sala de prensa (bueno, este año mostrador) y tomarse un café con leche haciendo cola. Eso sí, antes pasé por el stand de merchandasing oficial para pillar una mascarilla de recuerdo. Para cuando esto de la COVID-19 no exista…
¿Y cuantas pelis han caído? ¿Cuatro? ¿Cinco? Que va: dos. A la hora de hacer los horarios decidí sólo verme un par de películas al día, que uno está mayor y tiene responsabilidades en casa. Pero el espíritu es el mismo y el reencuentro con los frikis del Festival en la cola de la película inaugural sigue siendo apoteósico.
En lo referente al protocolo COVID-19 comentar que los acreditados de prensa tenemos adjudicadas unas butacas fijas en las salas, así que he podido comprobar la zona del Auditori y la del Retiro. En el primer caso mejoramos respecto el año pasado (fila 19 centrado) pero en el segundo caso empeoramos ya que pasamos del primer piso para acabar en la parte trasera (de la fila 18 para atrás). Demasiado lejos para my body. Eso sí, como siempre si en el Retiro hay huecos te puedes levantar una vez apagadas las luces.
‘MONA LISA AND THE BLOOD MOON’, la E.T en un mundo de strippers y techno
¿QUIEN LA HACE Y QUIEN SALE? Escribe y dirige Ana Lily Amirpour, responsable de Una chica vuelve a casa sola de noche (2014), con la que consiguió tres premios en Sitges, y The Bad Batch (2017). Está protagonizada por la surcoreana Jeon Jong-seo, Kate Hudson, Evan Whitten, Ed Skrein y Craig Robinson.
¿DE QUÉ VA? Una joven con habilidades telequinésicas escapa de un centro psiquiátrico y tratará de tener una vida junto a una stripper irresponsable, su hijo más listo que el hambre, un camello amante de la música techno y el policía que quiere poner orden en todo esto.
CRÍTICA | ¿Qué pasaría que mezclamos el clásico E.T con el mundo de los clubs de striptease y el de la música techno? Pues eso es esta película, pero aquí el extraterrestre no es un extraterrestre, sino una chica recién salida del manicomio con poderes mentales para que la gente haga lo que ella quiera.
Visto así el planteamiento mola. MUCHO. Pero la película va dando tumbos de unos personajes a otros (con los que no conectas mucho) y se queda en tierra de nadie hasta que todas las tramas se unen en un ñoñísimo drama familiar.
Los momentos de usar los poderes son más que aceptables ya que se gestionan de forma sencilla con buenos trucos de cámara; y realmente la amistad marginal entre el niño y Mona Lisa tiene sus puntazos, pero en general tenemos una historia sosa, repetitiva y muy desaprovechada.
Básicamente la película es más bonica por fuera que por dentro, ya que hay que destacar su parte artística. Una bella fotografía enfocada al neón, una dirección pensada en ponernos en la piel de Mona Lisa usando cámara en mano y objetivos angulares casi todo el rato y la música techno con la que dan ganas de tomarse “unas pastis”.
Y no, no nos veremos en la secuela.
BALDÓMETRO: Regular (2,5/5)
CAVEAT, un canguro, una loca y un conejo tamborilero
¿QUIEN LA HACE Y QUIEN SALE? Escribe y dirige el debutante Damien McCarthy y está protagonizada por Jonathan French, Ben Caplan, Leila Sykes y un muñeco de un conejo malrollero con un tambor.
¿DE QUÉ VA? Un tipo sin rumbo y económicamente arruinado acepta un extraño trabajo: cuidar de la mentalmente inestable sobrina de un conocido en una casa apartada del mundo. Una vez allí, y tras aceptar unas condiciones laborales excéntricas, descubrirá un perturbador secreto que le obligará a participar en un macabro juego del gato y el ratón.
CRÍTICA | Lo que podría haber sido una cinta de terror psicológico cojonuda al estilo Saw pero sin el gore, va y se convierte en una película mediocre. De verdad qué rabia.
La primera media hora es cojonuda. Nos plantea las piezas de la historia y en seguida se pone a jugar con una atmósfera asfixiante y malrollera gracias a un diseño de producción de la casa y una dirección/fotografía bien medida. Realmente nos ponemos en la piel del pobre desgraciado que hará de canguro ahí.
El reparto está a la altura y sobre todo French pondrá unas expresiones más que reales ante todo lo que está sufriendo. Y lo más importante, hará lo que todos haríamos en una situación así. ¿Pero qué pasa? Que de golpe todo se va a la mierda.
Las situaciones ya no son creíbles, el rollo del gato y del ratón aburre porque se dilata mucho en el tiempo lastrando el ritmo, aparecen flashbacks que no pedíamos y los pocos sustos que hay llegan tarde y encima con el típico jumpscare. NO HOMBRE NO. Llegados a ese punto su precipitado final familiar bien poco nos importa.
BALDÓMETRO: Mala (2/5)