Probablemente esta sea la crítica menos seria de la película, pero una cosa está clara: One Shot (Misión de rescate) cumple lo que promete. Y por momentos incluso sorprende. Si dejamos a un lado mi predilección por el género de tiros y más tiros, vamos a ver qué funciona y qué no en el último proyecto del director James Nunn.
Entrando ya en materia, la película muestra las horas de tensión que vive un equipo de los Navy Seal cuando, al llegar a una prisión estadounidense de máxima seguridad en una isla remota para llevarse a un, es sorprendido por un ataque terrorista en las instalaciones, lo que pone en peligro su misión y sus vidas.
Vale, ‘One Shot’ no logra la grandeza de 1917 (2019) en el tema one-take, pero lo defiende muy bien. Aprovecha el recurso para meter al espectador en esta situación de videojuego FPS y una vez conectas con el ritmo y la adrenalina de lo que está ocurriendo en pantalla, ya no puedes dejar de mirar.
El elenco principal, en el que la mayor parte de los minutos son para Scott Adkins, brilla como un engranaje bien consolidado. Mención personal para Waleed Elgadi, que convierte a su personaje, Amin Mansur, en un imán al que no quieres perder de vista.
En cuanto a la trama, aunque es cierto que el guion tiene algunas sorpresas en forma de información clasificada, sí que podemos encontrar algunos detalles que se sostienen básicamente porque los aceptamos como espectadores para poder disfrutar de lo que está pasando. Pero esto no ensombrece para nada el éxito de la película, pues consigue ofrecer la diversión que anuncia y tenerte bien atento a la pantalla para ver cómo los personajes intentan salir airosos con todas las probabilidades en su contra.
BALDÓMETRO: 3/5 No está mal