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Si en ‘Toy Story’ (1996) descubríamos que pasaba cuando no mirábamos a los juguetes y los dejábamos a solas, en ‘¡Rompe Ralph!’ vemos que pasa cuando los personajes de los videojuegos acaban su jornada laboral. Una misma premisa repetida que nos da como resultado una maravillosa e ingeniosa cinta (para mi la mejor del año) que no sólo se gana el corazón friki y nostálgico de los jugones más que creciditos, sino que también divertirá y entretendrá a los más pequeños de la casa.

Y es que ‘¡Rompe Ralph!’ cumple con todos sus propósitos. Crea un equilibrado cóctel que por un lado ensalza todos los típicos valores de producto familiar que han caracterizado siempre a Disney (amistad, superación, aceptación personal…), y por otro lado rebosa entretenimiento con altas dosis de acción trepidante, humor sutil y familiar y frikismo extremo. Un frikismo en grandes cantidades que hará babear a toda una generación.

Porque no nos engañemos: lo mejor de la película es su constante homenaje al mundo de los videojuegos arcade. Son tantos los cameos, guiños y detalles a ese mundo que realmente no te los acabas. PacMan, Chun-Li o Ryu de Street Fighter, Sonic, Daisy de Mario Bros, Q-Bert y demás personajes se dan cita en una auténtica orgía de viejas y nuevas glorias, de tal forma, que mantendrá a mas de uno frente a la pantalla intentando encontrarlos en los planos generales o en sus discretas y breves menciones. Eso sí, se echan en falta algunas (no diré cuales), así que espero que las incluyan en una futura secuela.

Además todo el cariño y el mimo con el que ‘¡Rompe Ralph!’ trata a los videojuegos no se queda en las apariciones de sus personajes, sino también en la cuidada puesta en escena. Veremos referencias al hecho de utilizar trucos con el mando, a enfrentarse a jefes finales, a los movimientos a trompicones de algunos personajes, al juego de las cámaras y las vistas en primera o tercera persona, y por descontado fliparemos con unos créditos finales en 8-bits con presencias estelares. Se nota que Rich Moore, el director, viene de ‘Los Simpson’ o ‘Futurama’ y que cuida hasta el más mínimo detalle. Chapó por él.

Sin embargo, cabe destacar que casi todo el apogeo friki tiene lugar mayoritariamente durante la primera mitad del filme. En la segunda, y una vez que sale la carismática y robaescenas niña (con muy buena química e ingeniosos motes con Ralph, por cierto) la película se acaba enfocando mas hacia los niños. Con diálogos infantiles, bromas cursis y por supuesto multicoloridos y acaramelados escenarios, los peques disfrutarán de lo lindo.

Pero una cosa no quita la otra. Que sea más infantil la segunda parte no significa que sea mala. El ritmo no decae gracias a las tramas paralelas con los personajes secundarios y a pesar de que se desarrolle la acción en el mismo escenario y que lo predecible sea muy evidente, las sorpresas se irán sucediendo una detrás de otra, con lo que no habrá tiempo para aburrirse.

Con lo que ya lo veis: ‘¡Rompe Ralph!’ es un visionado obligado tengas la edad que tengas. Un canto de amor por el pixelado, las plataformas, lo retro, la ansiedad del INSERT COIN TO CONTINUE y la filosofía de ir al salón recreativo del barrio con los colegas. Y hoy en día, que ya estamos hartos de tanta falta de originalidad en Hollywood, que encontremos una película tan equilibrada, original y cariñosa ya vale mucho más que cuando salvabas la partida segundos antes de morir. Ahí lo dejo.

Puntuación: Muy buena 5/5

Lo mejor: Los primeros 40-45 minutos.

Lo peor: Los momentos más infantiles. En el fondo es predecible.