Los años 80 están de moda y todos lo sabemos de sobra, obviamente, David Leitch también lo sabe y por ello seguramente decidió dirigir este potente largometraje. Se juega mucho con las luces de neón y la oscuridad, para dotar al filme de una estética completamente ochentera. Tampoco se quedan para nada cortos con la selección musical, ya que divierte desde el minuto cero: imaginaros escenas violentas y sangrientas acompañadas de canciones disco que fueron, son y seguirán siendo míticas, es simplemente genial (fans de Depeche Mode, ¡al loro!).
Retrocedemos hasta el año 1989 con el muro de Berlín aún erguido separando la ciudad. Como bien vaticina el título (“Atómica”), se producirá destrucción y muerte por doquier, quizás no en forma de una bomba atómica per se, pero sí a manos de una arma humana llamada Lorraine Broughton (Charlize Theron), una espía contratada por los americanos para investigar el asesinato de un agente del MI6 que tenía un listado de todos los agentes encubiertos que trabajan en Berlín Este. James McAvoy acompaña a Theron como el espitoso agente David Percival creando toda una intrigante historia de corrupción y sospecha a su alrededor. También contamos con la aparición de John Goodman, Toby Jones, Sofia Boutella (“La momia”) y el joven Bill Skarsgård (“Hemlock Grove”).
Vale, hasta aquí todo parece ir bien, pero lo cierto es que la trama se va retorciendo y volviendo más enrevesada a medida que avanza. Seguramente, debemos agradecer su complejidad al guionista Kurt Johnstad, y a Antony Johnston y Sam Haart, escritores de la novela gráfica del 2012 “The coldest city” en la cual está basada. Lo cierto es que hay que prestar atención a los detalles e intentar no perderse en la historia, ya que en alguna ocasión puede resultar un tanto liosa.
Cómo no, Charlize Theron está despampanante y muestra su fiereza y sensualidad en todos los sentidos. Sin ella, este filme no sería igual, le da vida y carisma a su personaje entregándose de lleno y zambulléndose en una época llena de violencia, alcohol y sexo. Curiosidad: El título original es “Atomic Blondie”, posiblemente haciendo referencia a la canción “Atomic” de Blondie, que trata del deseo sexual y fue censurada por la BBC en los 90.
Lo mejor: Ver a Charlize Theron repartiendo leña en un maravilloso plano secuencia.
Lo peor: La complejidad de la conducción de la historia y la previsibilidad del guion.
Baldómetro: No está mal 3/5