La pasada edición del Festival de San Sebastián nos dejó un gran número de películas de calidad que poco a poco van llegando a las carteleras o plataformas. Este es el caso de una de las cintas que vi y que llegó a las carteleras de manera reducida a principios de mes. Se trata de la última película de Daniel Sánchez Arévalo bajo el título Diecisiete, que está en la plataforma streaming Netflix, desde el 18 de octubre.
En la pasada edición del Zinemaldia pudimos disfrutar de esta road-movie que trata se centra en la vida de Héctor, un joven de 17 años que lleva internado dos años en un centro de menores. Su vida allí no es fácil, ya que es bastante insociable, poco comunicativo y sus lecturas resultan ser tediosas para sus compañeros. Un día, se anima a participar en una terapia de reinserción con perros. El chico acaba estableciendo un vínculo muy fuerte con uno de ellos, llamado Oveja. Sin embargo, un día es adoptado y Héctor es incapaz de aceptarlo, hasta el punto que decide escaparse para ir en su búsqueda, pese a que le quedan menos de dos meses para cumplir internamiento.
A medio camino entre el drama y la comedia, esta tierna y ligera película funciona, ya que no muestra pretensiones. Desde el primer momento, logra captar la atención del espectador gracias a una premisa clara y concisa, pero efectiva. No es la primera vez que vemos el recurso del vínculo hombre-perro en el cine, pero el amor que logra desprender hace que siempre sea una buena y bonita ocasión para disfrutar de una cinta de este carácter. Oveja servirá también como metáfora para tratar otro problema que tiene el protagonista y es la incapacidad de comunicarse con su hermano.
Los protagonistas son Biel Montoro y Nacho Fernández, que se ponen en la piel de los dos hermanos y desarrollan un papel notable, pese a que van adaptándose a las situaciones en las que se encuentran y, en ocasiones, el guion peca de incongruente. Sin embargo, gracias a ellos hacen que el film tenga ritmo, tenga continuidad y sea ameno. Al tratarse de una historia sencilla, hace que sea ideal para disfrutar en cualquier momento, ya que sus 100 minutos entran muy bien y hacen que sea la película más simpática del cineasta, pero no la mejor.
Aparte de tratar la reconstrucción de ese vínculo entre hermanos, también deja de manifiesto una carta de amor hacia nuestros mayores, mostrando lo diferente que puede llegar a ser una persona por cuidar a otra que lo necesita. Y es que la abuela de ambos está muy mayor y desean pasar sus últimos días con ella y darle el mejor final posible.
La acción tiene lugar en sólo tres días y recorre paisajes cántabros así como pueblos que se están despoblando, luciendo una bonita fotografía y una correcta composición en general. Esto puede servir como un reflejo de la España actual, en la que los pueblos se van quedando atrás, bien porque sus mayores desaparecen o porque los jóvenes no están dispuestos a renunciar a la vida moderna.
En resumen, se trata de una película inteligente y conmovedora que, pese a sus tópicos y predicciones, llega al fondo del espectador. En su momento, la puntué con un 6, ya que en Donostia vi demasiadas master pieces seguidas y esta me pareció un producto menor, pero a medida que han ido pasando los días y la he reposado me ha parecido más redonda y la hesubido a un 7.
Lo mejor: La facilidad con la que el espectador conecta con sus personajes y problemas.
Lo peor: Tira de tópicos vistos anteriormente, lo cual le resta fuerza.
Nota: 3’5/5