Como es habitual en las películas sobre gemelos separados al nacer siempre hay uno más estirado que tiene la vida solucionada y el otro más humilde lo compensa con su grandeza de corazón. Luego se encuentran y pasa lo que estáis pensando todos, justo eso, pues… ¡en este caso no van a ser menos!
Viendo el cartel de la película y los cinco primeros minutos ya sabremos exactamente qué va a ocurrir en cada momento. Laurette es muy fan de Julie, una famosa actriz de la que es sospechosamente parecida, tampoco tardan mucho en sacarnos de dudas, con la que provoca un encuentro para confesarle su admiración. Julie, en sus cuarenta largos y por miedo a que sus ofertas de trabajo sigan menguando, se decide a hacerse un pequeño arreglo estético en la cara pero el tratamiento le provoca una alergia y no se le ocurrirá otra cosa que llamar a Laurette a su peluquería para que la suplante en su siguiente rodaje.
La película es correcta y aunque previsible su historia no deja de ser entretenida y hasta divertida en algunos momentos. Tampoco nos vamos a engañar, la vamos a olvidar al día siguiente, ya que no brilla por nada en particular, ni por el guión, ni la actuación de Mathilde Seigner, que no es el papel de su vida (perdón por el chiste) ni de los secundarios, excepto quizá, Marie-Anne Chazel que hace de una madre paciente y entrañable.
Es la película que podría ver vuestra abuela con las amigas en la sesión de la tarde y pasárselo tan ricamente. Así que: invitadla al cine.
Lo mejor: Para pasar la tarde; y además sale Vincent Regan, el Capitán Artemis en 300 (2006). Poquito pero ahí está.
Lo peor: Que ni fu ni fa
Nota: 2,5/5