Las películas de animación siempre han sido catalogadas hacia un público más bien infantil, aunque la gran mayoría de ellas (y cada vez más) ofrecen un entretenimiento para todos los públicos, más allá del familiar. Además, a parte, de tener tramas sencillas que sean comprensibles para los más pequeños de la casa, incluyen mensajes morales y profundos que despiertan sentimientos escondidos a los adultos.
En el año 1936 de la mano del escritor Munro Leaf surgió la historia de un pequeño toro llamado Ferdinand que, con los años se convirtió en un clásico de la literatura infantil americana, hasta el punto que Disney desarrolló un cortometraje 2 años después que se hizo con la estatuilla dorada. Tal era la censura entonces que en España estuvo prohibido durante una larga temporada, por aquello de la dictadura. Varios años más tarde, el sello Blue Sky (‘Ice Age’ o ‘Rio’) ha creado una película basada en esta idea.
La historia se centra en Ferdinand, un novillo muy manso que prefiere sentarse bajo un árbol a oler flores y contemplar la naturaleza que saltar, resoplar y embestirse con otros. A medida que va creciendo y haciéndose más fuerte su temperamento no cambio y sigue igual de tranquilo, sin querer acabar en una plaza de toros. Hasta que un día su suerte se ve perturbada por un accidente y acaba siendo perseguido, pese a querer huir de su destino.
Lo primero que hay que destacar, valga la redundancia, es que esta película es un grito hacia la sociedad para que se acaben suprimiendo los toros en todos lados. Deja de manifiesto lo que sufre un animal sólo porque su destino (impuesto por el hombre) sea el de acabar en una plaza de toros mostrando un espectáculo para su posterior muerte en directo o acabar siendo fileteado en una fábrica. Cuando su destino debería ser el impuesto por la naturaleza, su libertad.
Otro mensaje es el de mostrar que hay que aceptar las diferencias que existen entre criaturas de una misma especie, cada uno es como es y no hay que dejarse llevar por cánones establecidos por una jerarquía de consumo. Pese a la positividad de las acciones y mensajes, se reiteran de manera innecesaria, ya que son el leitmotiv del film y constantemente van recalcando. Aunque está enfocada a los niños, es demasiado larga, le sobran unos 20 minutos tranquilamente.
Le salva el potente humor que desfila entre los diferentes personajes. Ahora bien, plasman muy bien las tradiciones españolas y son concisos a nivel geográfico, mostrando paisajes y conocidas ubicaciones de manera fiel y sin caer en “topicazos”. Lo que está bien logrado son las texturas, iluminación y movimiento de los personajes, todo creado con una técnica impresionante.
En definitiva, es un largometraje que entretiene, que muestra unos valores puros con un personaje tierno y simpático, pero que no acaba maravillando como quizás se esperaba.
Lo mejor: La manera en la que se trata un tema tan controvertido como es la tauromaquia y el folklore queda retractado sin caer en los “típicos estereotípicos” españoles.
Lo peor: Es demasiado larga para ser una película enfocada a un público infantil y su poca capacidad de innovación respecto al cortometraje.
Baldómetro: 3/5