Seleccionar página

La gran mentira’ es la nueva película que viene dirigida de la mano de Bill Condon (Mr. Holmes o Gods and Monsters) e interpretada por Ian McKellen (sagas X-Men o The Lord of the Rings) y Helen Mirren (Trumbo o Woman in Gold), dos actores titánicos que ofrecen un thriller sostenido gracias a sus interpretaciones y carisma.

La trama se centra en Roy Courtnay (McKellen), un hombre mayor jubilado que se dedica a las estafas profesionalmente y que, gracias a una página de contactos, conoce a la viuda y adinerada Betty McLeish (Mirren). A medida que pasa el tiempo, ella le va abriendo su corazón y Roy acaba sorprendiéndose a sí mismo viendo que siente algo por ella; provocando que, una estafa simple y sencilla acabe convirtiéndose en una de las situaciones más complejas de su vida.

Esta idea encabezada con tal nivel actoral parece tener todo a favor, pero todo lo bueno del metraje acaba dilucidado por un desenlace que sorprende pero que carece totalmente de sentido, siendo un despropósito echar a perder una premisa potente por algo arbitrario.

La primera mitad se desarrolla correctamente, manteniendo la tensión y el interés hasta tres cuartos de metraje, pero al aproximarse al clímax final se desmorona como un castillo de naipes. A lo largo del largometraje hay una serie de flashbacks que acaban cambiando la visión inicial del film para darle un cierto interés e intriga añadidos, sin embargo, lo tornan dramático y sus incursiones son tan aleatorias que se relevan de manera insustancial.

El cineasta, Condon, sabe narrar la historia como si de una serie británica se tratara, con la corrección que ello implica así como esa malicia y sospecha por todo lo que se muestra en el escenario, guardándose, por supuesto, un conejo en la chistera. Como ya he comentado antes, toda la intriga viene precedida por una serie de secretos dramáticos que acaban por perjudicar la resolución final.

En definitiva, se trata de una cinta que se puede ver, ya que está bien dirigida, espléndidamente interpretada, cuenta con una banda sonora que invita al misterio y a la duda,siendo totalmente disfrutable, pero que su final queda marchitado por el capricho de querer añadir elementos innecesarios.

Lo mejor: El tándem que conforman McKellen y Mirren, así como el ritmo británico y la incertidumbre que se respira en casi todo el film.

Lo peor: El desenlace pretenden ofrecer un factor sorpresa, pero no encaja para nada en la premisa inicial y acaba siendo anticlimático.

Nota: 6/10