Valiente acercamiento de Rupert Everett a los tres últimos años de la vida de Oscar Wilde, un periodo sin brillos ni éxitos. De difícil visionado si no se conoce bien la vida y obra del escritor, ya que no pone en antecedentes a los no iniciados. Un proyecto que ha obsesionado a Everett durante los últimos diez años, que ha dirigido, guionizado e interpretado y que no había podido rodar hasta ahora por falta de financiación.
Nos cuenta como de roto acabó Oscar Wilde al salir de la cárcel condenado a dos años de trabajos forzados por el delito de homosexualidad, su exilio a Francia y como vivió esos tres años (1897- 1900) en la pobreza, olvidado y abandonado por la sociedad y ayudado por unos pocos amigos fieles, hasta su muerte en París.
Una película en exceso oscura, repetitiva y nada complaciente. Un retrato en el que Rupert Everett parece que nos transmita sus propios sentimientos de abandono e injusticia. Aunque sea de visionado difícil sigue siendo necesario denunciar y recordar las injusticias de sociedades supuestamente avanzadas y las que se siguen dando. Oscar Wilde no fue indultado hasta 2017.
Lo mejor: La denuncia de lo injusto.
Lo peor: De difícil acercamiento.
Nota: 3/5