Han pasado 7 años desde que se estrenó la última película de la saga ‘Saw’, la cual intentó innovar al realizar una puesta en escena dominada por efectos en 3D, pero acabó siendo un fiasco y dejando peor la reputación de las últimas entregas de la franquicia. Con el estreno de la octava se intenta recuperar la esencia original, ya no sólo a nivel de guion, también de personaje, al aparecer su creador (interpretado por Tobin Bell) muerto capítulos anteriores.
La historia se centrará en cinco personas que despiertan y se encuentran atrapadas en una habitación y serán víctimas de una serie de juegos macabros y sangrientos como castigo por los delitos que han cometido. Paralelamente, la policía y unos científicos forenses tratan de encontrar y capturar a un asesino, que va dejando cadáveres por la ciudad de una manera muy similar a los que realizaba Jigsaw (Puzzle). ¿Se tratará de un imitador o realmente no estaba muerto?
La película funciona bien, engancha con su trama y las perversas pruebas. Sin embargo, al final tiene un giro de guion bastante interesante, pero que se ejecuta terriblemente dejando una sensación de frialdad absoluta. Las trampas siguen la misma estética de las originales, debemos sumar que el hilo musical de fondo recupera los populares acordes, todo para desembocar en un cóctel gore más idóneo para un fanático de la saga que para cualquier otro espectador, que no verá justificadas las salpicaduras de sangre.
Ahora bien, así como la sexta entrega fue clasificada de X y aquí nos llegó censurada, en esta echamos bastante en falta el gore extremo, en varias ocasiones el plano se desvía y no deja ver los efectos de la casquería y la brutalidad con que James Wan (saga ‘Insidious’ o ‘Expediente Warren’) o Darren Lynn Bousman (‘Repo! The Genetic Opera’ o ‘Mother’s Day’) nos atraparon y (a algunos) enamoraron con su explicidad.
No estamos ante una de las peores de las ocho, pero denota falta de imaginación, sigue el mismo patrón y pese al intento de reflotar la saga, esta secuela sólo convencerá a los que realmente les gusta o fascina. Pese a que deberían haber cerrado el capítulo hace ya bastantes entregas, mientras la gallina de los huevo siga dando beneficios se seguirán haciendo productos pre-fabricados aptos para millenials con ganas de consumir cine comercial de terror con un cubo de palomitas, como pasa con la saga de ‘Fast & Furious’.
Además si son films económicos que no requieren mucho presupuesto, sólo les falta poner las piezas sobre la mesa y montarlas de manera más o menos graciosa. Parece ser que los directores de ‘Daybreakers’ o ‘Predestination’, los hermanos Spierig, han sabido sacarle jugo y salir más o menos airosos, aunque si realizan una próxima deberían no medir tanto las escenas de acción y dejar que la locura tome partido en la partida.
En definitiva, sólo es apta para fanáticos y aquellos que tengan curiosidad por el tipo de pruebas por los que han de pasar los participantes.
Lo mejor: El efecto nostálgico del conjunto y el final giro de guion que puedo sorprender y
pillar desprevenido.
Lo peor: No todo el mundo sabrá valorarla, ya que es para fans y no da genera apenas
novedad.
Baldómetro: 2,5/5