Existe un tipo de cine que combina el drama con la comedia y que cuenta con un guión bastante sencillo y plano. Son películas ideales para la sobremesa de un domingo en casa o para dejar a un lado las emociones fuertes de los blockbusters. Estos films entretienen, son agradables y motivan más si el elenco que los protagoniza tiene tablas en el sector; como es el caso de ‘Una cita en el parque (Hampstead)’.
La historia se desarrolla en el londinense barrio de Hampstead Village, el cual tiene un apreciado parque que constituye un rincón de tranquilidad y naturaleza en medio de la gran urbe. Justo enfrente vive Emily Walters (Diana Keaton), una viuda que desde que murió su marido sus problemas no han hecho más que crecer. Un día, mientras observa el parque desde la ventana, descubre una casita destartalada y al hombre (Brendan Gleeson) que habita en ella.
Basada en hechos reales, esta trama prometía más de lo que muestra, es bastante insulsa y el toque azucarado lo aporta la banda sonora que constantemente aflora para darle un poco de vidilla al asunto. Los protagonistas tienen muchas tablas y sus papeles son totalmente contrarios, hecho que ayuda con la complementación mutua, sin embargo, no es suficiente, ya que resulta poco convincente su relación.
En la película se habla de temas que están a la orden del día, como la expropiación de la vivienda o la crisis económica, hechos que llaman la atención al tocarnos más de cerca y que sirven para empatizar con los personajes de Gleeson y Keaton. Pese a que él está muy acertado y bien definido, quizás el problema reside en que ella sigue estancada en el mismo tipo de papeles, haciendo de sí misma una vez más: mujer sencilla, bien posicionada pero con un espíritu rebelde y bohemio en su interior. La fórmula funciona y por eso es reiterada en el mundo del cine, pero es previsible, se sabe qué pasará, cuándo y cómo.
Ahora bien, cabe destacar que tiene un target bien enfocado, ya que la gente mayor adora este tipo de cine, por más que lo vean semanalmente en las carteleras acudirán a verlas sin dudarlo. Al fin y al cabo, la realización es más que correcta, la puesta en escena cumple los requisitos, la pareja es muy dispar y atrae al público y está bien equilibrada entre el humor y el conflicto.
Lo mejor: Hará las delicias del público más entrado en años, que disfrutará de la química de los protagonistas y de la ligera comedia romántica.
Lo peor: El guión es muy flojo y va cargado por un cargamento azucarado en forma de banda sonora.
Baldómetro: Regular 2’5/5