Narrado con dulzura por la actriz y directora Valeria Bruni Tedeschi con una voz hipnotizante, el documental nos lleva a recorrer durante su primera mitad el museo Helene Kröller-Müller, situado maravillosamente en mitad de un parque natural en Otterlo, Holanda. Lo hace a través de la visión de la coleccionista Helene Kröller-Müller (1869-1939), que no llegó a conocer a Van Gogh (1853-1890) pero apasionada por su obra llegó a adquirir casi 300 obras del pintor. Sabemos de su admiración, pasión y dudas existenciales a través de unas cartas enviadas a un amigo de su hija recopiladas por una historiadora del arte de las que hizo su tesis.
Después nos alejamos del museo y recorremos los lugares en los que vivió Van Gogh durante los diez años que dedicó a la pintura hasta su muerte, París, Arles, la Provenza, Auvers-sur-Oise, también ilustrado por las cartas intercambiadas con su hermano Theo, por unos intensos paisajes y por los cuadros del pintor que inundan de color la gran pantalla con sus características pinceladas vistas tan de cerca y al detalle como nunca las veremos.
Personalmente, desde la visión de alguien apasionado por el cine pero que de arte pictórico sabe más bien poco aunque siempre con curiosidad por aprender sobre cualquier asignatura debo decir que el documental me ha despertado gran interés y descubre historias y anécdotas a ojos neófitos de la obra y vida de Vincent Van Gogh y de su gran admiradora Helene Kröller-Müller.
Nota: 9
Lo mejor: Poder disfrutar de una pintura tan de cerca y detalladamente como no lo harías en el museo.
Lo peor: Que entran ganas de ir a a Holanda y visitar un museo en medio de la naturaleza, y falta mucho para las vacaciones.