El pasado viernes 6 de Septiembre se estrenaba el filme español Vivir dos veces, que indudablemente no querrás repetir por mucho que el título pueda parecer ligeramente optimista. Podríamos decir que es una comedia común de esas que suelen estrenarse durante la época veraniega para entretener sutilmente a los espectadores y contentarlos, pero con pinceladas dramáticas.
Dirigida por María Ripoll (No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas, 2016) llega a nuestras carteleras una road movie sin demasiada ambición debido principalmente a la temática intrínseca de su historia: el Alzheimer. A lo largo de la historia del cine, se han creado numerosas películas que plasman la tragedia de lo que conlleva padecer esta enfermedad y del impacto que tiene en las vidas de los amigos y familiares de los afectados, un ejemplo relativamente reciente sería Still Alice (2014).
En este caso, nos trasladamos a Valencia donde Emilio, un malhumorado viudo catedrático de matemáticas, se enfrenta a su propia memoria para evitar aceptar su triste sino: el olvido. Emilio decide aferrarse a todo aquel recuerdo que le quede, incluido el de su primer amor, dando lugar a un viaje en coche con la familia al completo en busca de su amada quien supuestamente se halla en Navarra.
Protagonizada por Oscar Martínez (Relatos Salvajes), Inma Cuesta (Todos lo saben), Mafalda Carbonell y Nacho López (Tiempo después), completan el elenco de una familia de abuelo, hija, yerno y nieta con personalidades peculiares y excéntricas, de esas que de vez en cuando viene bien ver en pantalla para intentar borrar la huella de las familias perfectas.
Oscar Martínez es la gran estrella de esta película y quien ofrece junto a Inma cuesta una actuación más que notable y natural dentro de esa pequeña familia. El caso de la joven y luchadora actriz Mafalda Carbonell, quien padece artrogriposis múltiple congénita, es un ejemplo de desparpajo, vida y superación a seguir; su cojera no le impide bailar y disfrutar en la mismísima gran pantalla. Parece que este filme ha sido su primer proyecto cinematográfico, con lo que aún le queda trabajo como actriz y muchos años por delante para convertirse en una actriz sobresaliente.
Por ello, una humilde servidora, opina que el objetivo de este largometraje era la creación de un cóctel lacrimógeno de ternura, tragedia, tristeza, peculiaridad y comedia, medido con exactitud para emocionar al público con una historia típica y unos personajes forzados que conforman una familia poco natural y chirriante.
Lo mejor: Las actuaciones de Oscar Martínez e Inma cuesta.
Lo peor: Un guion bastante plano y previsible con una historia casi gastada en el mundo del cine.
Nota: 2/5