Tras el protocolario madrugón para pillar los tickets del día siguiente, la primera jornada de Sitges 2013 empezó con mucho frío y ligera lluvia. Un clásico en el marco del festival, claro. Así que tras llegar a la calentita zona de prensa y acreditarse tocó hacer la primera toma de contacto antes de meterse en el Auditori a ver ‘Grand Piano’, el más que correcto thriller de Eugenio Mira.
Y a la salida otro clásico del festival: las prisas para ir de un cine a otro. Y total para nada, ya que para la siguiente película, el sangriento canto de amor al cine que es ‘Why Don’t You Play In Hell?’, había un retraso del copón. ¿Y en casa? Pues sesión de la vampírica ‘Byzantium’ y la simpática pero malica ‘Bad Milo!’.
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Crítica de ‘Grand Piano’. Un tremendo thriller-concierto a lo Hitchcock/Brian de Palma.
El pistoletazo de salida del festival que ha hecho ‘Grand Piano’ deja buen sabor de boca y sin duda ha estado a la altura de una cinta inaugural. Un buen thriller que te mantiene pegado a la butaca gracias a su ritmo endiablado. La cinta de Eugenio Mira bebe de maestros del cine clásico como Hitchcock o Brian de Palma, pero sin duda la película que te viene a la mente al saber que un pianista está siendo apuntado por el rifle de francotirador de un loco que quiere que haga un concierto perfecto, es ‘Última llamada’ de Joel Schumacher. Y esa película ME ENCANTA,
Aunque ni De Palma, ni Hichcock ni Schumacher (bueno, éste último sí), no hubiera cometido los fallos que tiene la cinta de Miro.Varios momentos que son muy poco creíbles y que acaban siendo risibles; y un final que se desinfla y acaba siendo algo apresurado y simple, restan puntos a su visionado. Pero en el fondo se le perdonan porque esta cinta de suspense entretiene, te pone en tensión y porque su dirección, llena de fundidos, encadenados, multicámaras o ángulos aberrantes, es fabulosa.
Lo mejor: Te mantiene pegado a la butaca.
Lo peor: El final apresurado.
Puntuación: Buena 4/5
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Crítica de ‘Why Don’t You Play In Hell?’. Un divertido, loco y mega sangriento canto de amor al cine.
¿Recordais ‘Super 8’? ¿La cinta medio bluff de J.J Abrams donde un grupo de chavales amantes del cine querían rodar una película y se acababan metiendo en un follón de padre y muy señor mío? Pues aquí tenemos lo mismo pero con yakuzas, el humor absurdo y surrealista japones y litros y litros de sangre. Pero en el fondo es mucho mas que eso: Sion Sono ha hecho un canto de amor al cine, al 35mm, al metacine y en definitiva a la pasión de hacer películas.
Para ello no se corta y enfatiza al extremo el humor y la sátira en una pseudo comedia de enredos con los yakuza, la policía y los chavales cinéfilos protagonitas. Y hasta (sorprendentemente) hay momentos de sentimentalismo puro y duro. Pero lo mejor, y lo que todos queremos ver, es el gran fin de fiesta salvaje, impredecible y con más chorros de sangre que nunca que tiene lugar en el tercer acto. ¿Contras? La película se hace larga y en el fondo ese humor surrealista japones (entre otras cosas) acaba por agotar y cansar al espectador. Eso sí, entretiene lo suyo.
Lo mejor: El canto de amor al cine.
Lo peor: Los trozos lentos y el agotamiento del humor absurdo.
Puntuación: Buena 4/5
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Crítica de ‘Byzantium’. Neil Jordan vuelve a los vampiros con prostitución e intimismo
El director irlandés Neil Jordan regresa al mundo de los vampiros que ya tocó en 1994 con ‘Entrevista con el vampiro’ y nos presenta ‘Byzantium’, una interesante propuesta que sigue los pasos de una madre e hija vampiresas que llegan a un pequeño pueblo pesquero para instalarse y, en principio, pasar desapercibidas. Pero todo se complicará cuando la primera, usando su deslumbrante belleza monte un burdel de éxito con el que obtener ingresos y alimento y la segunda, atrapada en unos eternos 16 años, empiece a sentir cierto amor adolescente por un joven local.
Este es el punto de partida de una buena historia que nos da mucho más de lo esperado en una película de vampiros, a lo ‘Déjame entrar’ (2008), vamos, y cuyo punto fuerte no sólo es que es una visión renovada del mito escapando de los tópicos, sino que sabe explotar con elegancia e ingenio el potencial de estos seres melancólicos condenados a una inmortalidad tormentosa. Para ello importan mucho sus protagonistas, y en esta caso se salen, tanto Saoirse Ronan como la guapísima Gemma Arterton. Mención especial también al paliducho y enfermizo Caleb Landry Jones.
Si puede pecar de algo es de tener un ritmo pausado y lento (sobretodo en la primera media hora), pero para contrarrestar Jordan nos ofrece una soberbia dirección con una preciosa composición de plano, que junto a la banda sonora hacen un cóctel que te dejará un buen sabor de boca. Ya decía yo que una historia de vampiros, prostitución y, en menor grado, amor juvenil daría mucho de sí.
Lo mejor: El intimismo de la película, alejándose de las noñerías o de la ruidosa acción.
Lo peor: Es leeeeenta, muy lenta.
Puntuación: Buena 4/5
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Crítica de ‘Bad Milo!’. El peligroso gremlin intestinal que todos llevamos dentro.
La cinta de Jacob Vaughan es un simpático pero fallido cruce entre el ‘Basket Case’ del gran Frank Henenlotter y la mítica ‘Gremlins’. La historia del monstruo gastrointestinal que le sale del culo al protagonista cuando se estresa prometía, pero acaba siendo tan floja, rápida y cutre que ni el poco gamberrismo, el gore o los atisbos serios de reflexión y madurez compensan el visionado.
Sólo se salvan los momentos cuando el monstruito se pone tierno (que lo adoptarías), algún que otro diálogo delirante y las tomas falsas de los créditos finales. Se esforzará para sacarnos alguna que otra carcajada pero que en el fondo es mala. Perfecta para ver a altas horas en un festival como el de Sitges, pero mala. Mala y perfectamente olvidable.
Lo mejor: Un par de delirantes diálogos.
Lo peor: En conjunto es un producto olvidable y cutre.
Puntuación: Mala 2/5