Segundo día, sigue el buen tiempo en Sitges y he conseguido sólo uno de dos tickets de prensa posibles para el Domingo. Hombre, no está mal, al menos no me he vuelto a dormir. Tocaba el cara a cara de Roland Emmerich en su masterclass, con posibilidad de firma incluida que al final no llegó, y visionado, in extremis, de los castores zombies de ‘Zombievers’. También sesión Midnight-Xtreme, pero al final sólo me quedé a la primera, ‘Killers’. Estaba reventado y la buena la ponían la última…
Sitges Awards: 1) Menú Zombie en el bar de la zona del Auditori, 2) Compra de entradas como el público normal, 3) Ver a Carlos Pumares despotricando de la organización, 4) Conocer a alguien que vaya disfrazada de novia zombie.
Masterclass de Roland Emmerich
No puedo evitar estar un poco decaído tras el fail de la masterclass con Roland Emmerich. La masterclass en sí ha estado bien, con unas buenas preguntas, pero el hecho de que no se pudiera estar ni 5 minutos firmando cosas de todos los que éramos me ha dejado chof. Y más chof aún cuando, conociéndome los entresijos del Melià, le he esperado antes de subir a su habitación para que me firmara mi VHS con carátula lenticular de ‘Independence Day’, y la gente de marketing me ha cerrado el paso como un infectado de ébola, ahora que está de moda. Pero bueno, ya es algo personal.
La masterclass ha empezado fuerte, con la pregunta que todos nos estábamos haciendo: «Sr. Emmerich, ¿qué es lo próximo que va a destruir?» Entre las risas del personal y antes de un clamuroso aplauso, contestó que lo próximo sería la secuela de ‘Independence Day’. Eso sí, remarcó que lo empezaría a creer cuando ya estuviera en el plató listo para rodar.
Sin salir del cine de catástrofes, Emmerich se puso serio para decir que «Las películas de destrucción y catástrofe ayudan a superar los miedos. La gente normal toma buenas y malas decisiones y en base a eso mueren o viven. Es muy educativo.»
De todas las películas que han salido en la masterclass, que ha durado unos 45 minutos, las más nombradas han sido sorprendentemente las menos catastróficas: ‘Stargate’ (1994) y ‘El patriota’ (2000).
De la primera se ha comentado que la idea le surgió estando ya en Alemania pero que esperó a ser alguien y así poder su merecido presupuesto; el gran impacto que tuvo en la industria con sus CGI en la ciencia-ficción, y de cómo por entonces Hollywood sólo apostaba por sci-fi de Star Wars o Star Trek; y la bomba que conocimos el mes de Mayo: que Emmerich, junto a su compañero de fatigas Dean Devlin, arrancarán una nueva trilogía de ‘Stargate’, algo que ya querían hacer hace 20 años y no pudieron.
Sobre ‘El patriota’ tres cosas: que mejoraron el guión una vez lo recibieron, que fue un «sueño hecho realidad» el contar con John Williams poniendo la música de la banda sonora y que es la película donde la temática recurrente del director, la relación padre-hijo, está más presente. A raiz de la cinta de Gibson también ha salido que Emmerich es un gran fan de la historia para recrear la mentalidad de la gente de esa época en la cinta, concretamente Inglaterra, como el caso de ‘Anonymous’ (2011), que por cierto, es su niña mimada.
Porque según Emmerich: «Las películas son como tus hijos, te los quieres a todos» La frase viene a colación a una estupenda pregunta sobre qué películas suyas eran malas y por que. Y eso es lo que ha dicho el director alemán. «Cuando te esfuerzas o luchas mucho para hacer una película a veces dejar de ser crítico, y aún sabiendo que hay elementos que no quedan bien decides seguir adelante para acabarla».
Para acabar los más jugoso de la mañana: 1) Las películas que le han ofrecido pero que ha rechazado, mayoritariamente de superhéroes o de los muñecos de los robots que se transforman, porque de pequeño no tuvo nada que ver ni con los cómics ni con los robots. 2) El hecho de que al hacer ‘Asalto al poder’ también se hiciera al mismo tiempo ‘Objetivo: La Casa Blanca’. Lo resumo en su palabra literal: «SUCKED». Y según él se reía siempre de las películas dobles de volcanes o meteoritos…
‘ZOMBEAVERS’, serie B loca y mala con castores zombis
¿De qué va? Se trata de la próxima macarrada del género zombie absurdo tras zombis nazis, zombis futbolistas y sushi zombi. En él un grupo de jovenes ve cómo sus vacaciones y sus deseos de entregarse a los placeres carnales son saboteados por la irrupcion de una plaga de castores zombis.
¿Quién la hace y quién sale? La dirige el debutante Jordan Rubin, comediante que ha sido guionista de televisión y que escribió el clip de apertura de la gala de los Oscar 2011. Las chicas: Lexi Atkins, Rachel Melvin y la DIOSA Cortney Palm. Chicos: Peter Gilroy, Jake Weary y Hutch Dano.
Mini crítica: No engaña a nadie y se tenía que ver aquí. Es uno de esos cutres productos de serie B que alquilaríamos en el videoclub para pasar una noche de birras con los colegas. Una fiesta con personajes idiotas, gore exagerado, mutilaciones, animatronics, tetas gratuitas y chistes con el doble significado de ‘beaver’ en inglés.
Eso sí, si se puede reclamar algo, como para ser disfrutable al 100% por el público de Sitges, es que esperábamos un poco más de chica. Te ríes, entretienes y el tramo final es apoteósico, pero queríamos algo más de sangre, más mala leche y más locurismo.
Baldómetro: Mala 2/5
‘KILLERS’, larguísimo thriller con un American Psycho indonesio.
¿De qué va? Oscura mirada en la mente de dos hombres que no tienen nada en común, Nomura, un asesino en serie en Tokio al que le gusta grabar sus violentos crímenes en video, y Bayu, un periodista en desgracia que vive en Jakarta, a miles de kilómetros. Conectados por los crímenes violentos, ambos hombres se empiezan a retroalimentar el uno al otro cuando el segundo empieza a tomar ejemplo del primero y a comunicarse por internet.
¿Quién la hace y quién sale? Dirigen The Mo Brothers (Kimo Stamboel y Timo Tjahjanto), responsables de varios cortos y la cinta ‘Macabre’ (2009) vista en Sitges. Tjahjanto es también coautor de ‘Safe Haven’, el mejor fragmento de ‘V/H/S 2’ (2013). Oka Antara y Kazuki Kitamura, vistos en ‘The Raid 2: Berendal’, son los principales protagonistas.
Mini crítica: A pesar de las violentas y duras escenas de tortura y de las portentosas actuaciones de Kitamura (comodísimo, vamos) y Antara, la cinta tambalea por un grandísimo problema: su duración y escenas lentas. Más de dos horas con escenas que no llevan a ningún lado que dejan en mal lugar la elegante relación profesor-alumno entre el psicópata y el periodista, las buenas y justas pinceladas de humor negro, unas potentes escenas de acción (ojo a la del taxi) y una crítica social de ética y moral. Irregular pero un final de traca.
Baldómetro: No está mal 3/5