¿Qué donde está el día 5? Pues junto al mítico juego ‘Leisure Suit Larry 4: The Missing Floppies’. El Martes 13 me tomé el día libre y me quedé en Barcelona al lado de la familia y preparando el viaje del día siguiente hasta Sitges. Sí, por fín tendremos apartamento y tocará comerse algún que otro maratón y no preocuparse por coger el tren.
Fue un día light, porque instalarse y luego hacer la compra para el fin de semana cuesta, pero tras la protocolaria excursión en familia por el centro me pude ver la que será de las mejores cintas del festival: ‘The Final Girls’. Y además en buena compañía.
Sitges Awards: 7) Cantarle a Dafnis Balduz el cántico ‘Balduz is on fire’ antes de empezar la presentación.
¿Qué han puesto a parir? Unas cuantas, pero ‘Febreaury’ y ‘Hellions’ se llevan la palma.
‘THE FINAL GIRLS’, una fiesta del slasher autoconsciente
¿De qué va? Un grupo de amigos son absorbidos por una pantalla de cine para encontrarse en medio del slasher ochentero que estaban viendo. Una vez allí se convertirán en las víctimas del psycho-killer de la película y tendrán que seguir el ritmo natural de los acontecimientos para poder salir de ella.
¿Quién la hace y quién sale? La dirige Todd Strauss-Schulson, responsable de la infumable y estrenada en nuestro país sólo por el canal Neox, ‘Dos colgaos muy fumaos en Navidad (2011)’, y en el reparto podemos encontrar caras conocidas como Taissa Farmiga, Malin Akerman, Alexander Ludwig, Thomas Middleditch o Adam DeVine.
Mini crítica: Había posibilidades sabiendo la trama y viendo el tráiler, pero una vez vista se puede afiarmar que ‘The Final Girls’ es la PELI del festival. Sabe cómo está hecha, para quien está hecha y cuales son sus cartas para jugar con ellas. Y lo más importante: reafirma con orgullo el sentimiento y la pasión que tenemos por el cine.
Al homenaje cachondo al slasher ochentero y al grandísimo ejercicio de metacine (sin duda es ‘El último gran héroe’ del slasher) hay que añadirle unos unos diálogos afilados e inteligentes por parte de unos personajes (GRANDE Adam DeVine) y una BSO de la época que hace de su visionado un auténtico disfrute y una celebración a las convenciones del género.
Remarcar su inesperado toque de dramático con una emotiva historia madre-hija. No sólo no queda forzado, dejando el conjunto con coherencia y sentido del ritmo, sino que en el fondo es el corazón de todo. Por cierto, tras los créditos finales nos esperan unas divertidas tomas falsas, la guinda del pastel para acabar de enamorarnos.
Baldómetro: Magistral 5/5