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La primera en la frente. Por una serie de catastróficas desdichas que aquí no vienen al caso, me he tenido que perder el primer día del festival. Dudaba entre ver ‘Inside’ o ‘Colossal’, pero es que al final ni una ni la otra. Luego resultó que la primera fue la peor de la jornada de ayer (sí, la mismísima película de inauguración) y la otra que bueno… es más Vigalondo que nunca.

Igualmente, para paliar el dolor de estar en casa, me puse a ver ‘Tickled’, el extraño documental sobre el lado oscuro de las competiciones de cosquillas. Sorprendente es poco.

Sitges Awards: 1) Es la única vez que ni huelo el festival el primer día.

 ‘TICKLED’, cosquillas con un lado muy oscuro

¿De qué va? Rebuscando por internet, el periodista David Farrier encuentra el vídeo de una extraña competición de cosquillas. Cuando trata de contactar con la compañía responsable, tan solo encuentra una amenaza y una burla sobre su orientación sexual. El rechazo incentiva el olfato del periodista que, a medida que investiga, descubre que estas cosquillas no hacen ni pizca de gracia.

¿Quién la hace y quién sale? Farrier ha trabajado en la televisión neozelandesa, cubriendo, entre otras, noticias estrafalarias (como la de El Vagabundo Apocalipsis, la Mujer de los Burros o frikis fans de cosplay), la que dio origen a esta primera película tanto de él como de Dylan Reeve, el otro director.

Mini crítica: Cuando te ves un documental sobre un campeonato de cosquillas, uno va con precaución. No sabes con qué friquez te vas a encontrar y es un tema extraño para un festival como Sitges, pero cuando lo ves te das cuenta de lo perturbador, oscuro y malicio que puede llegar a ser.

Bajo algo tan inocente como el hacer cosquillas, y todo su fetiche de gente, nos encontramos con una trama perturbadora que mezcla usurpaciones de identidad, amenazas, abuso de poder, abogados de las más grandes empresas, la eterna industria pornográfica y, por encima de todo, los peligros de Internet.

No gozará del revuelo mediático de la serie de Netflix ‘Making a Murderer’ ni te deja tan impotente como ‘El impostor’ (2012), sobre el francés Frédéric Bourdi, pero lo que uno descubre tras este documental tan fascinante como bien hilvanado (tanto que no puedes dejar de verlo) es que el ser humano (una vez más) es capaz de las mayores maldades.

Baldómetro:  Buena 4/5