Una vez más aquí estamos el primer día. Un primer día que viene con el rebufo amargo de los tickets de prensa (ya lo contaré al final para no amargarme más) pero que al menos empieza como todos los años: llevar a mis hijos al cole, pillar el tren y llegar a Sitges en busca de la acreditación y acudir al pase de la película inaugural en el Auditori.
Y lo que mola.
Lo que NO mola es que durante el corto previo a la película y en los primeros minutos de la película inaugural se oiga un altavoz en la sala con un ruido de estática continuo. Ni tampoco mola que la luz de la cabina justo pegue en la zona de prensa y moleste. Llamadme cascarrabias, no sé, pero estas cosas me enervan.
HERMANA MUERTE, secretos en el convento de monjas
¿QUIEN LA HACE Y QUIEN SALE? Dirige Paco Plaza, el conocido director y guionista creador junto a Jaume Balagueró de la saga ‘[REC]’, que ahora expande el universo de VERÓNICA (2022) que vimos el año pasado. Está protagonizada por Aria Bedmar, Almudena Amor y Maru Valdivielso.
¿DE QUÉ VA? En la España de la posguerra una novicia con llega a un antiguo convento reconvertido en colegio para niñas donde impartirá clases como maestra. Allí, una serie de extraños acontecimientos y de apariciones inexplicables la llevan a examinar un pasado oculto del lugar.
CRÍTICA | Paco Plaza nos presenta una historia de terror clásico que tiene todos los buenos ingredientes de una película de inauguración competente. La historia no es nueva, pero está tan jodidamente bien rodada que le suma puntos.
Además no nos engañemos: el hecho de que esté ambientada en un convento lleno de simbología, catolicismo y monjas da muchísimo juego. La dirección destaca al estar llena de planos inteligentes y movimientos de cámara que crean una atmósfera de tensión y malrollo. Y hasta de sustos.
Aunque sin la actriz principal esta película no sería la que es. Bedmar es un descubrimiento maravilloso (al menos para mi) que aporta tantos credibilidad, emoción y empatía en su personaje, algo raro hoy en día. Y de hecho hay que destacar el casting de niñas que también está muy acertado.
De los únicos peros que se le puede echar en cara es que se cocina a fuego lento y su ritmo es muy pausado. Quizás los que esperen acción frenética se desesperarán y no aguantaran a su tramo final, que es justo donde la película ya juega con esas cartas.
BALDÓMETRO: Buena (4/5)